Sentirte bien, completo y satisfecho no es un privilegio reservado a unos cuantos, ni depende de lo que hagas o logres, es tu derecho de nacimiento. Algo que te corresponde y que quizá te estés perdiendo. La meditación fortalece los “músculos” que gestionan pensamientos o emociones y que pueden liberarte de lo que no te permite disfrutar de la alegría de estar vivo.